Cambiar un gobierno sin matar a nadie
El ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni sostiene que el sistema parlamentario «permite cambiar un gobierno sin matar a nadie».
Esta semana se celebrará la primera ronda de las elecciones generales en la India, un país con un sistema parlamentario fuertemente arraigado. Sin embargo, esto no parece evitar que los comicios regularmente dejen tras de sí decenas de muertos.
Claro que la probabilidad que ocurran hechos de violencia durante la votación en un país con más de 600 millones de electores es, a priori, bastante alta.
Sin embargo, el parlamentarismo tampoco parece ser un antídoto para desmanes relacionados en países pequeños. En las protestas de la semana pasada que tuvieron lugar en Moldavia luego de la proclamación del oficialismo como vencedor de las elecciones, los medios confirmaron al menos un muerto y 60 heridos.
El parlamentarismo tampoco parece estar previniendo la violencia antigubernamental en países medianos. Ayer en Tailandia, dos muertos y más de 120 heridos se amontonaban alrededor del puesto de primer ministro.
Los muertos que refiere Zaffaroni resultan de la represión de protestas. Pero, ¿acaso los gobiernos parlamentarios no reprimen? Eso sería una novedad.
Es cierto que la rigidez de los mandatos en el presidencialismo genera situaciones de mayor tensión que pueden derivar en violencia. Pero eso no quiere decir que no maten a nadie en el parlamentarismo o que bajo el presidencialismo sea necesario matar a alguien para cambiar el gobierno. Por el caso, no recuerdo que haya sido necesario matar a nadie para remover a Fernando Collor de Mello en Brasil o a Carlos Andrés Pérez en Venezuela (que sobrevivió a dos intentos de golpe y finalmente cayó por malversación de fondos).
Si hay algo en que suelen coincidir los politólogos es que el parlamentarismo favorece la disciplina partidaria. Pero Zaffaroni dice que es normal en ese sistema que los dirigentes salten de un partido a otro. Espero que no crea que en el presidencialismo es normal que maten a alguien para cambiar el gobierno.
Publicado: martes 14 de abril de 2009 a las 3:35 pm
Opinión.
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Yo también escribí sobre el tema. Aunque soy un presidencialista convencido, creo que a lo que Zaffaroni se refiere es que es más prolijo hacer caer un gobierno parlamentario que uno presidencial. O sea, no hace falta una protesta masiva (con posibles muertos) para cambiar de gobierno. Es verdad que los parlamentarismos también reprimen, pero es menos probable que tengan que reprimir en la medida que exista la opción del voto de censura.
Pero igual me gustan el presidencialismo y la división de poderes.
martes 14 de abril de 2009 a las 4:34 pmA mí me parece que no es saludable plantear el debate partiendo de la idea que «el presidencialismo mata». Yo creo que en ambos sistemas se puede cambiar el gobierno sin matar a nadie, y que si analizamos las causas de la violencia política, que el gobierno sea presidencial o parlamentario difícilmente es lo principal.
martes 14 de abril de 2009 a las 9:08 pmAndy, gracias por los números,las relaciones significativas y el gran sentido del humor para sostener lo que nos pasa.
Más que discutir teoricamente el parlamentarismo/presidencialismo me gustaría que el debate girara en torno al federalismo político centralista que tenemos, con sus distorsiones, sobre y subrepresentaciones, y malas practicas variadas en las provincias donde es imposible gritar «que se vayan todos» y que Zaffaroni ha omitido prolijamente mencionar en su ultima incursion mediatica.
miércoles 15 de abril de 2009 a las 4:32 pmAndy:
miércoles 15 de abril de 2009 a las 9:24 pmSoy periodista, trabajo en un diario de capital, y por esta vía -que no sé si es la indicada- quiero agradecerte porque la información que tenés en la página sobre elecciones, candidatos, listas y resultados es francamente impecable, además de accesible y muy organizada.
Saludos.
Ema, uno puede preguntarse también qué pasa en las provincias si Argentina se embarca en un parlamentarismo o semipresidencialismo, porque las formas de gobierno provinciales están en mayor o menor medida creadas a la imagen y semejanza de la nacional (o tal vez es al revés, habría que estudiar la secuencia histórica). Y en efecto, el planteo de Zaffaroni es una especie de maximalismo light que deja afuera problemas más fundamentales e inmediatos del régimen político, como el equilibrio federal y el reparto de los recursos.
Pablo, gracias por el mensaje y el reconocimiento; siempre es halagüeño cuando los medios gráficos y audiovisuales refieren el Atlas como fuente de información.
jueves 16 de abril de 2009 a las 6:53 pmAndy
viernes 17 de abril de 2009 a las 1:32 amLa secuencia histórica, es como decís, gobiernos provinciales consolidados desde arriba por el poder central, que transformó a los caudillos en gobernadores disciplinados. El federalismo era una necesidad histórica y Alberdi lo entendió tan bien que lo imaginó como el instrumento de un ejecutivo fuerte para superar el atraso y la anarquía y doblegar a las elites provinciales. Lo asustaba la anarquía en el poder… a mi me parece vigente.
Zaffaroni incursiona fuera de la historia y ni siquiera es original porque repite mal el libro que escribieron N. Kirchner y T. Di Tella en 2003 en el que proponían el parlamentarismo con los mismos argumentos.